La principal diferencia se encuentra en su aporte de grasas.
Lo que distingue a un pescado blanco de uno azul, tiene que ver con la proporción de grasa en sus músculos y con lo digestivo de su carne, la cual al ser consumida, aporta energía y nutrientes al organismo. Para poder distinguir una variedad de otra, a continuación hablaremos de sus principales características, beneficios, hábitat y forma de consumo, así podrás saber cuál es tu especie favorita.
Pescados azules:
Estos animales acuáticos aportan ácidos grasos que son esenciales porque el organismo no los puede sintetizar, y sólo lo obtienen a través de los alimentos. Viven en aguas muy frías y superficiales, las cuales influyen en la coloración de la piel otorgándoles una tonalidad azulada. El consumo de este pescado aporta minerales como: hierro, yodo, fósforo, magnesio y calcio. Asimismo, aporta vitaminas A, D y B12.
Pescados blancos:
Este tipo de pescados suelen tener la piel más plateada y blanca. Se caracterizan por ser sedentarios debido a que obtienen su alimento sin necesidad de desplazarse a grandes distancias, por lo tanto, no necesitan acumular grasa para sus migraciones. Su carne es magra y de sabor suave. Se consideran pescados proteicos, ricos en sales minerales con gran aporte de vitaminas del grupo B, y con menor contenido graso.
